Frecuentemente se han cuestionado las condiciones higiénico-sanitarias en la elaboración de comida rápida. Sin embargo, estos establecimientos, al igual que el resto del sector de comidas preparadas, están sometido a una estricta normativa de seguridad alimentaria y numerosos controles oficiales para su verificación. Entonces, ¿cuál es el origen de su mala fama?
Para responder a esta pregunta, debemos tener en cuenta, principalmente, el bajo aporte nutricional que ya hemos comentado anteriormente, ya que la comida basura se caracteriza por tener un alto contenido en grasas, particularmente de tipo saturada, azúcares y sal. Mientras su aporte calórico es elevado, nos encontramos con productos que contienen un bajo aporte de nutrientes esenciales, como podrían ser vitaminas, minerales o fibra. Por esta razón, la ingesta repetida y en exceso de comida rápida puede conllevar consecuencias negativas para la salud tanto a corto como a largo plazo.
En este punto, conviene mencionar que, al ser productos alimenticios ricos en grasa, azúcares y sal, son más palatables. Es decir, nos gustan más y nos producen una mayor sensación de placer. Esto conlleva que nuestro umbral de dulzor se vaya incrementando a medida que consumimos este tipo de alimentos y surge la necesidad por consumir cada vez más alimentos con mayores concentraciones de azúcares. De esta forma, la comida tradicional nos deja de resultar atractiva al paladar.
Por otro lado, una característica fundamental de este tipo de comida es su bajo precio. Por este motivo, en ocasiones, es necesario seleccionar materias primas de baja calidad para poder, de este modo, abaratar costes. Pongamos el ejemplo de la fritura de alimentos, donde los establecimientos de servicio rápido van a tener que decantarse por un aceite económico, ya que un aceite de oliva tendría un gran impacto en el precio del producto final, que el consumidor rechazaría pagar.
Asimismo, hay que tener en cuenta que para la elaboración de algunos productos típicos de la comida rápida se requieren aditivos, que no resultan necesarios en productos frescos.